Las lenguas afines son aquellas que comparten dos sistemas lingüísticos extremadamente similares. Normalmente, esta relación lingüística se da porque ambas lenguas comparten un mismo origen, y la gran mayoría de vocabulario, por ejemplo, es muy similar.
Uno de los ejemplos más claros de lenguas afines que podemos encontrar es el español y el italiano.
Español e italiano como lenguas afines
Como sabemos, el español y italiano son una de las principales lenguas afines que encontramos. Ambas comparten dos sistemas lingüísticos muy similares. En primer lugar, ambas lenguas son romances, provienen del latín, por lo que su origen es el mismo.
Esta es una manera de justificar la gran cantidad de vocabulario que tienen en común, siendo algunas palabras exactamente iguales.
Además, el español y el italiano tienen una profunda relación cultural, ya que se han ido entrelazando entre sí a través de los años, completándose la una con la otra. La cultura hispánica tiene mucho que ver con la cultura italiana, sobre todo en lo que se refiere a lenguaje y comunicación.
👉Consulta nuestros niveles:
Aprendizaje de las lenguas afines
Esta unión no solo explica las semejanzas que comparten estos dos idiomas a la hora de elaborar palabras o frases en general, o incluso de expresar con las mismas palabras las mismas categorías gramaticales, sino que también la parte léxica es muy similar, incluso idéntica, ya que comparte un 82% de similitud.
También es importante destacar el punto de vista morfosintáctico, ya que la construcción de las frases y el orden de las palabras que forman la oración es relativamente flexible en ambos idiomas.
Sin embargo, el hecho de que estas lenguas, consideradas afines, tengan un sistema lingüístico tan similar, provoca una relación paradójica. La aparente sencillez de aprender una lengua parecida a otra puede aumentar el grado de dificultad en el aprendizaje, y es que las lenguas afines son las más difíciles de aprender de manera correcta.
Es muy común que los estudiantes de estas lenguas sean los que más errores cometen, ya que lo asemejan al idioma que ya conocen. Estos errores pueden estar relacionados con la transposición de sonidos, con las formas gramaticales o con las estructuras, incluso con la pronunciación de muchas palabras, sobre todo en las que sean iguales en ambos idiomas.
En lo que al léxico se refiere, las relaciones pueden suponer otro bache en el aprendizaje. Si bien es cierto que las lenguas afines ayudan a reconocer multitud de palabras y a aplicar de primeras una gran cantidad de vocabulario, existen también algunos procesos que perjudican de nuevo el aprendizaje. Es el caso de algunas palabras parecidas en ambos idiomas, pero que en cada uno de ellos tienen significados completamente diferentes.
Como conclusión, la existencia de lenguas afines es una realidad, y aunque a primera vista la adquisición de una segunda lengua muy parecida a la lengua nativa puede ser un proceso sencillo, es cierto que esto puede presentar dificultades. El aprendizaje de una lengua afín puede generar confusiones, sobre todo por el alto nivel de similitud. Sin embargo, esto no debería ser un obstáculo para lanzarse a aprender nuevos idiomas nunca.
👉Consulta nuestras academias:
Deja una respuesta