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Contexto histórico del arte gótico
En el siglo XII, feudalismo, religión y monarquía marcaron las pautas de una sociedad que, gracias al crecimiento demográfico y al perfeccionamiento de los métodos agrícolas y comerciales, inició un periodo de expansión con un objetivo unificador y universalista.
Este proceso culminó con el auge de las ciudades y la aparición de una nueva clase social, la burguesía, cuyo poder vino precedido del enriquecimiento mercantil. Este grupo social facilitó que la cultura, antes controlada por los monasterios rurales, pasara ahora a estar en manos de las órdenes mendicantes de las ciudades.
Paralelamente, se inició una nueva corriente de pensamiento, el Humanismo, que dio lugar a una visión del mundo basada en la experiencia individual del ser humano y en la reflexión crítica, dos de los pilares fundamentales sobre los cuales se edificará la época renacentista posteriormente.
El arte gótico
Se gestó en la Isla de Francia, desde donde se extendió por la Europa occidental, y fue asimilado y adaptado en cada país. Generalmente, los historiadores dividen la evolución cronológica de la arquitectura gótica en tres grandes ciclos:
- Periodo inicial (segunda mitad del siglo XII y principios del siglo XIII), en el que, partiendo de modelos románicos, se registra la evolución hacia la configuración de las nuevas formas góticas.
- Periodo clásico o de plenitud (siglos XIII y XIV), considerada la etapa clásica y de expansión del gótico.
- Periodo final o flamígero (siglo XV e inicios del siglo XVI), en el que se pierde la armonía formal de la etapa anterior, que es sustituida por una exuberancia ornamental.
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El término gótico se introdujo a mediados del siglo XVI por los artistas renacentistas. Éstos utilizaban peyorativamente dicha calificación para referirse a un tipo de arquitectura medieval que condenaban y atacaban por parecerles “bárbara” e inferior. Consideraban que se trataba de un arte inventado por las tribus godas, causantes de la destrucción y el olvido de la cultura clásica.
Esta idea de superioridad renacentista estuvo vigente durante siglos, y el arte medieval fue tratado despectivamente hasta la llegada, en el siglo XIX, del Romanticismo germánico, el cual reivindicó la tradición gótica como parte importante de la cultura nacional y europea. Fue entonces cuando se definió el “estilo gótico”, que servía para referenciar a la arquitectura, y también al resto de las artes de la misma época.
La escultura del gótico
La escultura gótica fue liberándose de la férrea sujeción y subordinación al espacio arquitectónico, aunque se mantuvo estrechamente ligada a la decoración de edificios religiosos. Al igual que la arquitectura, la escultura gótica tuvo su origen en Francia, donde se esculpieron gran cantidad de obras durante los siglos XII y XIII.
La escultura se convirtió en el principal elemento de ornamentación de las fachadas. Los tímpanos, arquivoltas, jambas, dinteles o el parteluz se poblaron de esculturas que representaban temas religiosos con cierta intencionalidad didáctica. Así se configuró lo que se ha llamado portada real, cuyos mejores ejemplos se hallan en las catedrales de Chartres y Riems. En el interior de los templos, la escultura sólo estará presente en los relieves de los púlpitos y el coro.
Las figuras escultóricas tienden a la estilización y el redondeo de las formas, la elegancia de los movimientos, una captación de cierto naturalismo en los gestos y la expresión de los rostros, y una preocupación por la corporeidad y la volumetría de los ropajes.
En este contexto, proliferan la esculturas exentas llamadas estatuas-columnas, que decoraban jambas y parteluz en las portadas de las catedrales. Se dio así el primer paso hacia la independencia de la escultura respecto al marco arquitectónico.
Dentro de este proceso, destacó el escultor gótico Claus Sluter, con la aparición de retablos históricos de carácter monumental, y la proliferación de imágenes de devoción exentas, además de sus famosos sepulcros.
Dentro de las obras escultóricas más famosas, es necesario destacar la Anunciación y la Visitación de la Catedral de Reims, donde los grupos escultóricos ocupan la jamba derecha de la portada norte de la catedral. Destaca el canon esbelto, el ligero contraposto y la expresividad de los rostros de los personajes.
La pintura gótica
Durante el periodo gótico, la sustitución de. La superficie mural de las catedrales por amplias vidrieras supuso una enorme reducción del espacio que en el Románico se condecía a la pintura. Esto provocó el abandono de la pintura mural al fresco, para comenzar con la pintura sobre tabla (retablos) y la pintura de vidrieras. Paralelamente, también adquirió una gran importancia la miniatura.
Los temas tratados en la pintura gótica fueron básicamente religiosos, con una preferencia por las representaciones de las vidas de Jesús y María. Gradualmente, también se introdujo la temática profana, en la que destacó el retrato. Se caracterizó por la plasmación de un canon y unas proporciones naturales, con una gran agresividad facial y gestual en las figuras. Además, la captación de la luz empezó a utilizarse para el modelado de los cuerpos, y el marco espacial de las composiciones se fue definiendo por medio de arquitecturas y paisajes que ganaron terreno al atemporal fondo dorado de las pinturas bizantinas.
En cuanto a la técnica, destacó la pintura al temple, y en Italia, el fresco, así como una innovadora pintura al óleo, generalizada a partir del siglo XV en Flandes, gracias a los hermanos Van Eyck.
Estilos de la pintura gótica
A lo largo del gótico, se pueden distinguir cuatro estilos:
- Estilo francogótico o lineal (finales del siglo XII y siglo XIII), nacido en las cortes de París y Borgoña. Muestra una influencia del arte de las vidrieras y de la miniatura, y se caracterizaba por el predominio de la línea sobre el color. Las figuras continúan sin volumen, y solo las líneas negras delimitan los objetos y personajes del fondo de la obra. Destaca en este estilo la Sainte Chapelle de París.
- Estilo italogótico (1250-1400). El estilo iniciado en Italia, de herencia bizantina, fue mezclándose con el naturalismo. El resultado fue una pintura de colores claros, con predominio de la línea curva y la búsqueda de volumen en las figuras. Destacan las obras de Giotto, como la Capilla Scrovegni, de Padua.
- Estilo internacional (1375-1425). Este estilo supo equilibrar la estilización propia del gótico lineal francés con el sentido naturalista desarrollado por los pintores italianos. El resultado fue una combinación brillante de formas y figuras elegantes, con detalles naturalistas delicados, presentando en alternancia con los fondos dorados y ambientaciones paisajísticas. Destacaron los hermanos Limburg, miniaturistas franceses.
- Escuela flamenca (siglo XV). Se desarrolla fundamentalmente en los Países Bajos y Flandes, y derivó técnicamente del gótico internacional. El perfeccionamiento de la pintura al óleo permitió a los artistas flamencos representar la realidad con un gran grado de detallismo. En cuanto a las temáticas, destaca la mezcla de temas religiosos y profanos, y un interés por el retrato.
El artista más importante fue Jan van Eyck, autor del retablo de La adoración del Cordero Místico. Por otro lado, también encontramos a Rogier van der Weyden, cuya obra se caracteriza por la captación emocional de los personajes. Destaca El Descendimiento. Por último, dentro de esta escuela encontramos la figura de El Bosco, artista que pintó temas a caballo entre el mundo real y el onírico. Dentro de sus obras, es necesario destacar El jardín de las delicias.
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