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Definición y contexto
La escultura, según la Real Academia Española, se define como el arte de modelar, tallar o esculpir en algunos materiales figuras en tres dimensiones o también como una obra hecha por el escultor, o la fundición o vaciado que se forma en los moldes de las esculturas hechas a mano. Procedente del latín sculptūra, su origen se remonta a la Prehistoria, más específicamente en el Paleolítico (1200000 – 5000 a.n.e) y, a día de hoy, es considerada una de las siete bellas artes.
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Primeras manifestaciones

Surgiendo en el Paleolítico, las esculturas antiguas más conocidas son las llamadas “Venus paleolíticas”. Entre ellas, fueron descubiertas en Europa la Venus de Willendorf (Austria, 1908), Venus de Lespugue y Venus de Laussel (Francia, 1922 y 1911), Venus de Dolní Věstonice (República Checa, 1925) y Venus de Hohle Fels (Alemania, 2008).
No obstante, estas particulares representaciones femeninas no sólo han sido halladas en Europa, sino también en partes remotas del mundo como Siberia y otras zonas del continente asiático, donde encontramos la Venus de Mal’ta y la Venus de Buret. Las figuras europeas se caracterizan por facciones no profundamente talladas, mientras que las asiáticas muestran rasgos marcadamente prominentes.
Composición, simbolismo y principales características
El tamaño de estas esculturas ronda entre 2 y 25 centímetros, y están compuestas principalmente por materiales naturales fáciles de trabajar como la caliza, el marfil de mamut, el hueso o la arcilla cocida. Estos materiales eran tallados con herramientas de sílex, siendo pulidas y pintadas con ocre rojo. El término Venus, procedente de la mitológica diosa romana, se utilizó para simbolizar la fecundidad y la vida representadas en estas figuras femeninas voluptuosas.

Dotadas de gran feminidad y rasgos concupiscentes, las Venus paleolíticas no sólo fueron talladas con una anatomía abundante porque se consideraba que la mujer promedio tenía un físico similar, sino porque se les veía como un emblema religioso usado en rituales, representando un arquetipo de deidad femenina.
Avances en la escultura
Posterior al Paleolítico, surgieron nuevos tipos de esculturas más avanzadas a medida que las sociedades humanas evolucionaron culturalmente. En el Neolítico, las esculturas adquirieron un simbolismo más religioso, decorativo e incluso funerario, con representaciones humanas más detalladas y elaboradas. Se incorporaron figuras masculinas, de animales domésticos y tótems, empleando nuevos materiales como la piedra pulida. Entre estas, destaca el Pensador de Hamangia (también llamado El Pensador de Cernavodă o El Pensador y la Mujer Sentada), hallado en Rumanía en 1956.

A posteriori, durante el periodo Neolítico, las estatuas y monumentos evolucionaron hacia lo que hoy denominamos escultura megalítica, caracterizada por figuras asociadas a la arquitectura y los ritos funerarios. A diferencia del realismo del Paleolítico, el Megalítico destaca por monolitos y grandes bloques de piedra tallados con formas abstractas o simbólicas. Destacan los menhires, dólmenes y crómlech, especialmente los Dólmenes de Antequera en Málaga, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, entre ellos Menga, Viera y El Romeral.
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